BANCOS DE LECHE MATERNA PARA BEBES CON PROBLEMAS INTESTINALES
Estos bancos tienen buena leche
Uno funcionará en la Maternidad Sardá a partir de este año. El otro en La Plata. Los primeros destinatarios serán bebes prematuros
En la Maternidad Sardá ya se hicieron las pruebas piloto para garantizar la asepsia y la calidad.
Por Pedro Lipcovich
El año de la buena leche podrá llamarse al que apenas empezó, ya que en 2007 se inaugurarán los primeros bancos de leche materna en la Argentina. Los primeros destinatarios serán los recién nacidos prematuros, en quienes la leche humana previene una grave enfermedad del intestino. También ayudará a nenes con problemas inmunitarios o con diarreas intratables por otros procedimientos.
En Brasil, también adultos con diarreas intratables son curados por leche de mamás. En ese país hay 200 bancos de este tipo: allí la leche se recolecta desde los hogares de las mamás que amamantan, de donde se lleva a los bancos mediante una red de distribución en la que intervienen los bomberos. La clave está en que toda mamá que amamanta está en condiciones de producir hasta 1200 centímetros cúbicos diarios de leche, mucho más de la que necesita su bebé. En la Argentina, la Ciudad de Buenos Aires cuenta ya con una ley para la creación de estos bancos, y el primero comenzará a funcionar en la Maternidad Sardá, con leche proveniente de mujeres que tengan allí sus bebés. En la provincia de Buenos Aires la ley tiene media sanción pero, según un médico que impulsa la creación de un banco en el Hospital San Martín de La Plata, “la ley correspondiente está demorada en el Senado bonaerense”. La puesta en valor de la leche materna se enmarca en una creciente toma de conciencia, entre los profesionales, de los posibles efectos adversos de las leches de fórmulas maternizadas.
“Ya hicimos las pruebas piloto para garantizar la asepsia y la calidad de la leche: la etapa actual es concretar la instalación del banco de leche”, anunció Mónica Waisman, pediatra a cargo de la subdirección de la Maternidad Sardá. Ya se cuenta con el equipamiento, en el que se destaca una pasteurizadora “cuyo diseño proviene de las que usa la industria lechera: la leche se calienta durante 30 minutos a 62,5 grados y luego se enfría rápidamente”.
El segundo banco sería el del Hospital San Martín de La Plata, pero allí “todavía no tenemos la pasteurizadora; no encontramos suficiente apoyo económico y político –deploró Gustavo Sager, médico del Servicio de Neonatología de ese hospital–: la ley tiene media sanción de Diputados pero su tratamiento se demora en el Senado bonaerense”. La ley porteña se aprobó el 5 de octubre, e incluye entre sus objetivos “establecer una política para apoyar, proteger y promover la lactancia materna con el fin de disminuir la desnutrición, morbilidad y mortalidad infantil”.
“Los principales beneficiarios serán los recién nacidos prematuros, que no pueden tomar del pecho materno: la alimentación con leche humana reduce muchísimo la incidencia de enterocolitis necrotizante, enfermedad que puede llevar a la perforación del intestino”, explicó Sager. También ayudará a “chicos que, no pudiendo tomar del pecho, tienen deficiencias inmunitarias, especialmente de inmunoglobulina A”, agregó el médico. Otros destinatarios serían “bebés con dificultades para la realimentación después de una cirugía o chicos que, sin acceso al pecho materno, tengan alergia a la leche de vaca”, señaló Waisman.
En la medida en que estos bancos se multipliquen, su leche también podría alcanzar a “hijos de mamás con VIH, a quienes la lactancia podría trasmitir el virus; en Brasil –puntualizó Sager–, algunos bancos reciben la leche de mamás con VIH, la pasteurizan y se la devuelven para dársela a su propio hijo; a la temperatura de la pasteurización, el virus del sida muere en dos minutos y medio”. Otra indicación que apuntó este médico serían los “nenes con diarreas intratables. En realidad, en Brasil se las usa también, con excelentes resultados, para diarreas intratables en personas de cualquier edad”.
Sí, Brasil es uno de los países más avanzados del mundo en bancos de leche materna. “Son unos 200 y distribuyen más de 150 mil litros de leche humana por año. Allí, mujeres voluntarias que están amamantando donan el excedente de leche. Los encargados de recogerla en los domicilios son bomberos especialmente entrenados y organizados: se los eligió porque son la única fuerza de seguridad respetada y querida por la mayoría de la población, lo cual les permite acceder a todos los barrios; también se organizan cursos sobre lactancia y se hace promoción en medios masivos, donde, por ejemplo, actrices famosas cuentan que donaron su leche; es muy interesante lo que han logrado en los últimos diez años”, contó Sager.
El sistema brasileño llega a incluir “el transporte de leche materna de entre diversos estados –comentó la doctora Waisman–: es que para un bebé de, digamos, 32 semanas, lo ideal es recibir leche donada por una madre que haya dado a luz hace 32 semanas: la leche cambia sus características nutricionales según la etapa y el aprovechamiento es mejor cuanto más ensamble haya entre donante y receptor, sobre todo en chicos que atraviesan enfermedades neonatales graves”.
En los primeros bancos argentinos, la leche se obtendrá de mujeres que hayan dado a luz en el mismo establecimiento “pero los receptores podrán corresponder a cualquier otro servicio del sistema de salud”, destacó Waisman. La especialista señaló que “la mayoría de las mujeres que amamantan producen entre 600 y 1200 mililitros. Si la extracción se efectúa en forma sistemática y la mujer no padece un excesivo estrés físico o emocional, siempre hay excedente que se podría almacenar. Hay un ejemplo histórico que es el de las nodrizas, que amamantaban durante mucho tiempo a más de un chico, y no se quedaban sin leche”. En los bancos se contará con bombas extractoras especiales, pero “la mamá también puede practicar la extracción manual, bajo condiciones de higiene”, aclaró Waisman.
LOS PEDIATRAS NO SUELEN DIAGNOSTICARLA BIEN
Alergia a las formulas infantiles
“maternizadas (?!)”
Por Pedro Lipcovich
“Muchos pediatras no diagnostican bien, en los bebés, la alergia a las leches de vaca modificadas: así lo señala, en Gran Bretaña, una encuesta efectuada por el Grupo Médico de Acción contra la Alergia. La dificultad para el diagnóstico obedece a que los síntomas correspondientes pueden enmascararse como imprecisas molestias gastrointestinales. Los sucedáneos de la leche materna basados en la soja también pueden suscitar alergia, y además se teme que, a largo plazo, puedan provocar problemas de fertilidad. Estos datos se enmarcan en un creciente compromiso de los pediatras por promover la lactancia materna. Una reciente investigación sugiere que los bebés alimentados a teta tienen menos riesgo de contraer diabetes cuando crezcan, y ya de chicos tienen niveles más bajos de azúcar e insulina en su sangre.
Según una encuesta que la agrupación médica británica Act Against Allergy efectuó entre 500 médicos, el 80 por ciento de los profesionales estimaban que sus colegas confundían los síntomas de la alergia a la leche con otras condiciones. Además, muchos de los médicos no sabían establecer el mejor tratamiento en cada caso, pese a que, sin tratamiento adecuado, estas alergias pueden llevar a consecuencias graves e incluso mortales. Según explicó Judith Moore, portavoz de la Asociación Dietética Británica, “los síntomas varían de tal manera que puede ser difícil discernir el cuadro”.
Gustavo Sager –neonatólogo del Hospital San Martín de La Plata– explicó que “la alergia a la leche de vaca es una reacción inmunológica de defensa a una proteína que no es propia de la especie: puede presentar manifestaciones alérgicas típicas, como eczemas, asma o urticaria, pero también diversas expresiones de intolerancia digestiva”. Mónica Waisman –ex titular de la comisión de lactancia materna de la Sociedad Argentina de Pediatría y actualmente a cargo de la subdirección de la Maternidad Sardá– advirtió: “Cuando un bebé o niño pequeño no amamantado tiene problemas gastrointestinales a repetición, que no se correlacionan con una enfermedad infecciosa demostrable, hay que pensar en una alergia alimentaria”.
Esto vale para las más sofisticadas fórmulas maternizadas. “Ni hablemos de los bebés alimentados simplemente con leche de vaca, la cual puede provocar trastornos importantes como las microhemorragias intestinales que conducen a la anemia”, observó Waisman.
En cuanto a las fórmulas basadas en soja, el Departamento de Salud y la Asociación Dietética Británica advirtieron que, como la soja contiene altos niveles de compuestos llamados “fitoestrógenos”, cuya acción es similar a la de los estrógenos femeninos, podrían plantear un riesgo a largo plazo para la fertilidad. “Además, el 50 por ciento de los bebés alérgicos a la leche de vaca también lo son a estos preparados de soja”, señaló Waisman.
Un estudio aparecido en noviembre pasado en el American Journal o Clinical Nutrition encontró que “las personas que fueron amamantadas tienen un riesgo más bajo de contraer diabetes tipo 2 en su vida ulterior, en comparación con aquellas que recibieron fórmulas maternizadas”. El mismo estudio –consistente en una revisión de investigaciones previas, que abarcó 76.744 sujetos– encontró que “niños y adultos que habían sido amamantados resultaron tener concentraciones más bajas de insulina en sangre y también niveles más bajos de glucosa”.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que la lactancia continúe hasta los dos años o más, según comentó la doctora Waisman: “No deberíamos escandalizarnos si vemos que una mamá está amamantando a un chico de bastante más que un año: no le va a provocar trastornos en su desarrollo psíquico; ese mismo chico puede caminar, correr, subirse a un tobogán, y después volver y tomar un poquito más de teta”.
“Patrón lácteo en el primer año de vida”
Más de la mitad de los bebés cuyas mamás no tienen cobertura médica reciben leche de vaca sin modificar, alimentación que no es recomendada como sustituto de la leche materna. Así lo mostró un estudio de la Escuela de Nutrición de la UBA.
La investigación, llamada “Patrón lácteo en el primer año de vida”, fue dirigida por la nutricionista María Elena Torresani, y se efectuó sobre niños de 12 a 18 meses que habían concurrido en el último año a consultorios externos de establecimientos públicos y privados en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano: “En el grupo de madres que no tienen una cobertura médica, el suministro de leche de vaca sin modificar a los niños menores de un año alcanza al 50 por ciento de los casos”. Torresani advirtió que “su ingestión presenta riesgos antes del año de vida (ver nota aparte).
En cuanto a las fórmulas modificadas, adaptadas para ser utilizadas luego de los seis meses, “en el 40 por ciento de los casos son incorporadas a partir de los tres meses”, y “sólo en un 40 por ciento se introducen a partir del sexto mes”.